Me levanté la hora prevista y no tardé en estar de mal humor porque no me podía tomar ese café que tanto necesito a primera hora. Esto hizo que desmontar la tienda y colocar todo en las alforjas me supusiese un verdadero suplicio. Con mala gana me puse en marcha sobre las 4 esperando no tardar mucho en encontrar un sitio donde poder tomar algo caliente, tenía el cuerpo roto. Una hora después vi un restaurante abierto, no había café pero me prepararon un chai que me tomé tranquilamente.
Al poco de iniciar la marcha me quedo alucinado viendo como caminan en dirección contraria a la mía por la autovía tres elefantes enormes trasportando mercancía y a su dueño sobre el lomo.
Desde que me levanté me di cuenta que aquello no iba bien con chai y todo seguía sin tener piernas, además me sentía agotado. No era capaz de quitarme de la cabeza la recurrente idea de bajarme de la bicicleta y tumbarme. No quería pensar en ello pero sabía que la deshidratación de ayer y esas galletas en mal estado me estaban pasando factura. A los 20 km ya no podía dar una pedalada más. Decido parar la etapa, buscar y quedarme en el primer hotel que encuentre, esté como esté. De nuevo los mismos tipos de hoteles que ayer y siempre sin camas libres, en uno de ellos me dicen que tengo uno bueno a 9 km en un pueblo grande. Llego en mal estado al pueblo parando cada dos km a reponerme y me paso el hotel que está a la entrada por que no tiene rótulos, así que hago otros seis km por el pueblo, hasta que me indican bien la dirección. Por fin llego donde debía, el hotel es de calidad europea, es un restaurante rodeado de las habitaciones que están en casitas. La habitación es nueva, muy limpia y el baño está impecable. Me registro y me tumbo en la cama con el aire acondicionado a tope ¡¡¡ estoy destrozado ¡¡¡ física y sicológicamente.
Mientras descanso hago un balance de cómo ha ido la cosa hasta aquí y se me pasa una idea terrible por la cabeza “ Agustín, machote con estas condiciones de ruta tienes que pensar en abandonar”. Miraba para la bicicleta, la veía con la alforja montada y muy entera, parecía que me estuviera diciendo “lo que tú quieras pero por mi seguimos, yo estoy como nueva”
Decidí dormir un poco y pensar más tarde, con lo castigado que estaba no tenía la mente muy clara. Después de unas dos horas me levanté, aun estaba muy flojo, apenas me sujetaba de pie, no pensaba más que en tumbarme de nuevo, así que a la cama. Pero la mente la tenía más fresca y aproveché para valorar lo que me había encontrado y tratar de adivinar como serian los siguientes 1.800 km.
Lo primero que se me vino a la cabeza fue que sería imposible en toda la ruta tomar mi primer café al levantarme. Os parecerá una idiotez pero os puedo asegurar que para mí es fundamental a primera hora para templar el cuerpo y el ánimo.
En el camino no he visto fruta para reponer minerales y las galletas de chocolate que necesito para recuperar energía tienen pinta de estar en mal estado por estar al sol, de hecho me han producido una medio gastroenteritis.
Va a ser difícil encontrar donde dormir en los finales de etapa por que los hoteles además de ser insalubres no tienen camas libres normalmente, solo en las ciudades podría disponer de un alojamiento adecuado, pero solo hay unas 4 o 5 en 1.800 km y necesito unos 25 alojamientos. Esto ya lo tenía previsto en España por eso decidí este año cargar con la tienda y material de acampada.
Pero el problema más insalvable y que me puede poner en una situación crítica es la comida. La cena para mí es muy importante porque es la única comida que hago al día, de nada me sirve tener donde dormir si no encuentro un sitio donde comer con una cierta seguridad. Mira que en Vietnam o en algunos puntos de Centro América no había muy buenas condiciones sanitarias en las cocinas pero siempre encontraba un sitio con la comida hirviendo así podía estar seguro que estaba bastante estéril. Aquí en el camino todo está o frío o templado de haberse cocinado hace rato.
Por último el tema de la temperatura. En la meseta se alcanzan tranquilamente los 47 o 48 º C aunque eso para mí en un principio no era un problema porque en C. A. hice muchas etapas con 49º y lo llevaba bastante bien. Aquí me lo había planteado hacer entre las 4 y las 10 de la mañana pero aun así sobre las 9 ya roza los 40º , los mismos grados en C.A. es como si fuesen 15 más aquí. He pensado que puede ser por la carretera que es muy ancha y con mucho alquitrán (está muy negra) debe absorber mucha luz y soltar el doble de calor que en otros países, por ejemplo la Panamericana es toda de cemento, es más gris.
En resumen para decidir qué hacer tengo:
- No hay desayuno a las tres de la mañana.
- No hay fruta para reponer sales.
- No hay galletas ni frutos secos comestibles para reponer energía.
- Es relativamente fácil conseguir agua mineral pero un descuido supone un desastre.
- No encontraré con facilidad hotel ni bueno ni malo siempre están ocupados.
- No hay facilidad para encontrar comida saludable al final de etapa.
- La sim card con número de teléfono de India esta desactivada estoy incomunicado.
- No hay facilidad de encontrar conexión a Internet en los pueblos.
- Si pillo una gastroenteritis me pasaré 15 días en la cama.
- Si pillo una segunda que es lo más fácil el viaje además de ser un calvario no se podrá terminar.
Como he dicho ahora estoy en un hotel confortable el Sibani donde voy a quedarme tres días a ver si recupero las fuerzas mientras decido si hay alguna posibilidad de continuar. Es una lástima que en España no le quedasen en la tienda de deportes extremos, la cocina multicombustible que quería traerme para hacer yo mi comida, ya sabía que aquí la cosa iba a estar fea, esa cocina aquí es fundamental, aunque es verdad que debería encontrar y transportar más peso en pasta y sopas liofilizadas, pero eso pienso que se podría arreglar.
A día de hoy veo pocas posibilidades de continuar pero todavía no he tirado del todo la toalla.
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