Ayer con tanta visita me acosté tarde así que hoy he salido a las 7 de la mañana. A las seis ya tenía delante de la puerta unos 7 u 8 chicos del pueblo que se habían acercado para despedirse. Me ayudaron a conseguir agua mineral para rellenar los bidones de la bicicleta, nos hicimos unas fotos y me fui.
De nuevo a los pocos kilómetros una montaña sagrada, esta más alta que la de ayer. Aproveche el encuentro para pasear por las sendas y hacerles unas fotos a los dioses. La carretera atraviesa un parque nacional en el interior he visto muchas cigüeñas deben tener aquí un lugar de asentamiento. También hay un gran templo en mitad del parque en la carretera tiene como entrada la cabeza de un leopardo con la boca abierta para entrar al camino de da al templo hay que meterse dentro de la boca de la fiera. En el templo vive un monje con su familia acompañados de un numeroso grupo de monos iguales que los grandes que vi el otro día jugando con el perro de la casa. Dentro de estos templos normalmente hay un árbol sagrado centenario que crece abrazado por las paredes, también suele haber una pequeña capilla con fotos y figuras de dioses.
En el camino hoy el trabajo más repetido es de secadores de excrementos de vaca para venderlos como combustible para las cocinas. Después de seco lo hacen unas pilas cilíndricas perfectas para trasportarlas en carros de vacas a los compradores. También hay hornos donde cuecen cerámica.
En esta zona los trabajos para convertir la carretera nacional en autovía están muy avanzados, pero hace que haya socavones cada pocos metros desvíos y mucho polvo. Espero que no haya muchos tramos así porque además de cargarse los árboles centenarios de la orilla de la carreta que me daban sombra, el asfalto despide mucho más calor y los baches van a acabar con el portabultos.
A las 4 de la tarde con un calor de mil demonios y después de dar unas vueltas buscando hotel al final resulto que estaba a la entrada de la ciudad así que vuelta para atrás. Al final llegue al Hotel Highway Inn, el guardia de seguridad enseguida salió para que aparcase la bicicleta en el parking de motos pero en dos segundos el recepcionista le dijo que era extranjero que la podía aparcar frente a la puerta. En principio no permiten meter la bicicleta en la habitación porque tienen un enorme y bonito patio cerrado dentro pero como hoy tenían una celebración con cena y música en el patio me dijeron que la metiese en la habitación. De todos los hoteles en los que he estado es el único que está perfectamente limpio con el baño impecable y aire acondicionado moderno que apenas hace ruido. Tiene un buen restaurante con buena comida.
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