jueves, 14 de mayo de 2009

KARAGPUR – BAHARAGORA 73,31 km

11-05-09

Desde el día 7 he estado parado en hotel mientras me recuperaba. El día 9 y 10 ya me encontraba mejor así que salí a dar una vuelta por la ciudad e intentar arreglar el bloqueo de la tarjeta del número móvil indio. Encontré una oficina de Airtel que está entrando a Karagpur y me solucionaron el problema. Ya más tranquilo porque la incomunicación era algo que llevaba días dándome dolor de cabeza e impedía continuar viaje, me fui al mercado a hacer la compra entre otras cosas compre un bolígrafo y una pequeña cocina de queroseno, para hacerme la comida todos los días, si va bien me dará mas seguridad en la alimentación. También compre papel higiénico, que no fue fácil encontrar porque en india no se utiliza. Regresé sobre las ocho al hotel en un riskaw, a esa hora ya no funcionan los tuc tuc.


El día 11 recuperado el ánimo y la deshidratación por fin de nuevo me puse sobre la bicicleta. Me levanté a las 4 de la mañana, lo primero era probar la cocinita de keroseno para hacer el desayuno con la leche en polvo y el café de sobre que había comprado ayer. El sistema es a base de mechas, un tanto arcaico pero funcionó y me puede tomar un caliente y sano café con leche.

!!! Como cambia el color del mundo el primer café !!!


A las seis me abrió la verja uno de los camareros con los que había quedado la noche anterior y salí disparado para intentarlo de nuevo. La carretera que hasta aquí es autovía pasa a ser de dos direcciones, con mucho tráfico y arcén de tierra que no permite una rodada cómoda , así que tenía que pelear con los camiones mi derecho a estar sobre el asfalto. A los pocos kilómetros después de pasar un control de camiones entre Estados, la carretera se hace insufrible, en algunos tramos tiene baches en forma de pozas donde se queda el asfalto a la altura del sillín, menos mal que no ha llovido y están vacios de agua.


A las 10 de la mañana justo cuando el calor comenzaba a acechar llegue al hotel Subarnarekha 450 rupias ( 8 € ) que está pasando como unos dos km Baharagora en pleno campo, solamente acompañado por una gasolinera. La habitación tenía aire acondicionado que después de la tormenta dejo de funcionar.


Dormía la siesta cuando hacia las 4 de la tarde me parecía oír como silbaba el aire en la puerta de la habitación, estaba tan oscura que pensé que era el ventilador del techo que se había vuelto loco. Me levante a tientas pensando que me había dormido más de la cuenta, la habitación estaba muy oscura parecía que fueran las 8 de la noche. Cuando encontré la puerta de entrada que da a una galería acristalada la abrí y me quede atónito. En la calle se había desatado una tormenta tremenda, por el aire que hacia parecía que fuera un huracán y la lluvia era fortísima. No había visto algo así desde que paso por mi pueblo un ciclón cuando era niño. Cerré las ventanas de la galería porque estaba entrando agua mientras un señor muy mayor trataba de recogerla del suelo solo con la ayuda de un trapo. Cuando amaino y baje al restaurante (que no tiene pared), el cocinero y el pinche estaban muy asustados y me contaban que habían pasado mucho miedo, porque las sillas, los platos y las ollas salieron volando por todo el local y las esquivaban como podían. El cocinero me decía que no sabía si salir corriendo a la calle a plena tormenta o quedarse allí a que lo matase una perola.



Una hora después se tranquilizo el tiempo y nos quedamos sin electricidad para toda la noche, menos mal que el hotel tenía un grupo electrógeno y al menos en el restaurante se pudo estar un rato. Eso si, me tuve que poner los tapones en el oido para no oir el sonido diesel del generador a la hora de dormir.

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