sábado, 9 de mayo de 2009

SALIDA DE CALCUTA - HOTEL HIGWAY 122 KM

Como ya habéis podido leer el proyecto “INDIA EN BICICLETA” está prácticamente enterrado. Ahora que he podido encontrar una conexión de Internet voy a describir la primera, segunda etapa y concretar las razones que me hacen pensar que esto se puede terminar aquí.

La salida de Calcuta fue un tanto desastrosa, la tenía preparada desde España al milímetro. Con mis datos y una pequeña ayuda de la brújula no pensaba que fuese muy difícil salir de esta ciudad de 15 millones de habitantes.

La penúltima y últimas noches solo pude dormir 3 horas ultimando detalles. Será por eso que cuando sonó mi despertador a las 3 am pulsé el botón de apagar cuando quería pulsar el de repetir alarma en 5 minutos. Resultado, me quedé dormido, afortunadamente le había dicho al recepcionista que me iría entre las 4 o 5 am, así que el hombre me llamó a las 5 para asegurarse de que no me había dormido. Al oírlo pegué un salto de la cama y me levanté más rápido que el coche de Fernando Alonso porque si salía mas tarde de las 6 el tráfico sería caótico.

Me duché, recogí todo y me puse el protector solar. A toda prisa salí con la bicicleta hacia la taberna de Raj, me había dicho que fuera la hora que fuera que lo despertara que me hacia un café con leche ( los que me habéis seguido sabéis lo importante que es para mí esa primera bebida ). La taberna de Raj no tiene trapa, cuando estuve delante le di una voz y en dos segundos ya estaba despierto. Me preparó un desayuno, hablamos 10 minutos e inicié el viaje.

Eran casi las 6 de la mañana, la calle Sudder estaba vacía, apenas había tráfico, buena señal, no iba a tener mucha competencia en el asfalto. Al final de Sudder entré en la avenida principal para dirigirme al más nuevo de los dos enormes puentes que cruzan el río Ganges, tampoco había apenas tráfico. Todo bien hasta que llegué a las cercanías del puente nuevo, es un puente colgante con estructura de cabrestantes tan grande que se ve desde unos kilómetros de distancia. Me paro para preguntar a un corredor que camino de los dos posibles debo seguir para cruzar y me dice que no está permitido el paso en bicicleta, por el tema terrorista, nunca lo entenderé pero estamos en la misma que cuando me tocó cruzar el puente sobre el canal de Panamá. Me explica la dirección que tengo que coger para ir al puente viejo. Además de hacerme callejear 4 o 5 km por la ciudad, tiene el honor y distinción de ser el puente con más trafico del mundo, cada día solo caminando está constatado que lo cruzan 2 millones de personas ¡¡¡ IMPRESIONANTE ¡¡¡ Me perdí como 4 veces con las indicaciones del señor, al final tuve que echar mano de la brújula. No sé cómo estará el tráfico pero como sea muy denso y tenga que cruzar por una de sus dos aceras, me desintegraré tragado por la multitud.

Llego frente al descomunal puente Holorah, veo que aunque hay mucho el tráfico permite cruzarlo por los carriles, los indios pasan sobre sus bicicletas así que adelante. No se me ocurre otra cosa que parar a mitad para hacer una foto del Ganges, ¿ para qué pararía ? Esto da pie a que un policía de los dos que están en la garita de la acera contraria, a voz en grito porque con 4 carriles llenos de camiones tocando el claxon ¡¡ porque si ¡¡ hacían que fuese casi imposible la comunicación, me dijese - ¡¡quieto parao¡¡ que está prohibido pasar el puente en bicicleta, será para los extranjeros, porque los nacionales cruzaban tan felices.

Un grito para decirle que voy para Bombay, que no hay otra forma de cruzar.

Responde – ¡¡ lo siento nen ¡¡

Le repito – si puedo cruzar que no hay otra forma de pasar al otro lado.

Juntando las manos al frente, me hace un gesto que significa ¡¡¡ si cruzas acabas esposado, macho¡¡¡

Este es uno de esos momentos en los que hay que tomar decisiones rápidas, Ok, tengo que atravesar este río de camiones con la bici en la mano y si llego vivo después de pasar los 4 carriles, hablaré con el policía de tu a tu, espero que el valor de cruzar aquel caos para hablar con él, lo aprecie y cuente en positivo a la hora de tomar una decisión que me favorezca.

Yo - Good morning.

Poli - No se puede pasar en bicicleta.

- Le suelto el mismo rollo que en Panamá, que si viajo por toda la India, que si voy a Bombay y antes de que dijera palabra le saco las tarjetas abre-fronteras que me ha hecho María con fotos de mis viajes anteriores, abrieron para mí el puente del canal de Panamá, a ver si hay suerte y abren también el del Ganges.

El policía las mira, me mira a los ojos y dice

- The bridge is open for you, ¡ tira ¡

- Gracias a la Madre Teresa, que en ese momento pensaba en la estampa que llevo, para Raquel en la bicicleta y a María por sus tarjetas mágicas.

En la salida del puente está una de las estaciones de tren más grandes de Calcuta en medio de un barrio con mucha miseria, industrial, con una continua actividad de carga y descarga de fardos en cada calle.

Veinte kilómetros y ya estaba fuera de Calcuta. En la carretera autovía mucho tráfico, sobre todo camiones. La noche anterior estuve tratando de grabar a fuego en el cerebro, que aquí en India se conduce bastante por la izquierda, pero por la mañana en la ciudad y ahora en la vía me equivoco de carril cada dos por tres. Tampoco es que pase nada, porque aquí todo el mundo va por donde le da la gana, solo era por una cuestión estética, para que dijeran que fino es el guiri que siempre va por la izquierda ;-) de todas formas pensé en algo en lo que no había caído, tengo que cambiar el espejo retrovisor al otro lado del manillar si quiero ver cuánto se me pega el camión que me adelanta.

La carretera es totalmente llana, estoy entrando en la extensa meseta de Deccan, como ya he dicho antes, de dos carriles con un buen arcén. Está plagada de gente, carros, bicicletas y motos que se mueven circulando por el arcén en las dos direcciones. Esto no es un problema, ya he aprendido a moverme en carreteras así cuando rodé en Vietnam, aunque aquí no hay orden en el arcén mientras que en Vietnam no había nada fijo pero si una especie de reglas.

En los márgenes continua habiendo mucha industria con fabricas de no muy bien conservadas, aunque estén en funcionamiento. En un punto no sé si porque había cerca una gran fabrica (yo no la vi) me sorprendió ver aparcados a un lado de la carretera dispuestos en dos filas seguramente más de 200 autobuses, a cual más viejo con sus conductores intentando sacarles un poco de brillo. India tiene más de 1.100.000 habitantes y eso supone mucho movimiento de gente, como la mayoría no tiene coche necesita del transporte público. Es por esto que aquí los trenes de pasajeros son kilométricos y los autobuses llevan más gente sobre el techo que los que entran dentro del propio bus. Como en otros países en los que he estado también aquí se utilizan camiones de carga (tipo movimiento de tierras) para llevar pasajeros. Tampoco son pocos los motocarros de tres ruedas que van hasta la bandera de personas incluso colgadas las que no caben en la pequeña caja.

Eran las 9 temperatura 33º C pensaba terminar sobre las 10 de la mañana, a partir de esa hora pasa de los 40º C pero los retrasos de primera hora hacen que todavía me falte como una hora para llegar al destino previsto para hoy. A los 74 km eran como las once, ya estaba en destino. La temperatura a 46 º C aunque la percepción era de 60º, no se podía respirar sobre la carretera, las paradas que normalmente hago cada 20 km pasan a ser cada cuatro o cinco.

En destino un pueblo llamado Panskura solo había un hotelito medio decente pero no tenia habitaciones libres, me dicen que tomando un desvío hay otro a unos 4 km. Llego frente a la puerta y entro, es como un bajo de 80 m2 con una barra de bar y el resto lleno de lo que en principio yo pensé que eran unas mesas grandes de media altura, pero al poco comprobé que en realidad era un dormitorio compartido y lo que parecían mesas eran camas de madera. El sitio era un verdadero antro, aun así pregunto por el alojamiento (hacía mucho calor para seguir tenía que aceptar lo que hubiera) nada me dice que no tiene sitio, que unos kilómetros mas adelante hay otro hotel mejor. Por la forma de mirarme yo creo que si tienen sitio pero es como si pensaran que es un alojamiento de poca categoría para un extranjero.

Unos kilómetros más y veo otro rotulo de hotel, hace mucho calor estoy perdiendo mucha agua. Me acerco a preguntar y me quedo en el quicio de la puerta porque un perro me amenaza con morderme si doy un paso más. Se asoma el propietario vestido solo con una especie de pareo, tiene por alguna enfermedad la piel de dos colores, mitad blanca mitad negra. Aunque había mucha gente dentro (camioneros) me dice que tiene una cama y me asomo a echar un vistazo. Lo primero que veo es a su hijo de unos 20 años detrás de la barra con la misma enfermedad en la cara, no sé si hereditaria o mucho peor contagiosa, miro después el local y el mismo tipo de camas, mesas de madera a la altura de la rodilla pintadas de negro por el sudor de los cientos de clientes que han dormido en ellas, no quería decirlo pero aquello parecía una lúgubre sala de autopsias, no lo puedo describir de otra manera. Aunque lo necesitaba no me podía quedar allí, por una parte me podía infectar con la enfermedad de colores y por otra estaba muy muy sucio. Salgo de allí con los dos perros ladrando detrás de mi bicicleta.

Continuo, por falta de concentración pensando en el alojamiento se me olvida comprar agua, así que me quedo sin ella, hay muchos puestos en la carretera pero ninguno tiene, para los de aquí el agua en botella es un lujo. Aun viendo que si no encontraba pronto me deshidrataría decidí seguir adelante, no quedaba otra opción. El calor era insoportable me obliga a parar cada 2 km para refrescar la piel e intentar no deshidratarme. Cada vez tengo menos piernas pero estoy bien, hay otro hotel igual que el anterior, no hay cama pero me invitan a un chai, es una especie de café con leche ardiendo que creo que no lleva ni una cosa ni otra, que te sirven en un vasito muy pequeño de barro. También me ofrecen una jarra de agua, que aceptaría gustoso porque mi última orina ya indicaba que estaba deshidratado, pero como me conozco, se que todavía podía aguantar un poco más. Si en 5 km no encontraba nada para dormir tendría que tomar agua de grifo es preferible necesitar antibióticos para una diarrea infecciosa que clavos para una caja.

Después de 120 kilómetros de bicicleta desde Calcuta y 11 horas de etapa por fin llego a un hotel en mitad de ningún sitio que tiene las camas en la calle, tiene restaurante y agua mineral lo lleva un chico joven con dos niños como camareros el Higway Hotel. Me dice que me puedo quedar a dormir y que para mí es gratis, le pregunto si puedo montar mi carpa en el porche por los mosquitos y me dice que si a la vez que manda barrer el sitio a un ayudante. Monto la tienda y me doy un baño en una especie de pilón de cemento rodeado de un pasillo de cemento pulido desde el que te echas agua con un cuenco. Lavo la ropa y me dicen que esta la cena, la pinta era buena, unas tortas de pan con un relleno se vegetales y pollo. Se me había olvidado decir que no le echase picante así que estaban que abrasaban pero me las comí, hubiese sido una falta de cortesía rechazarlas. Aunque no había mucha higiene en la cocina, al menos la comida estaba muy caliente eso la higienizaría.

Antes de llegar aquí ya tenía la tripa un poco rara, en el camino me vi obligado a comer unas galletas que por la pinta aunque no estaban caducadas estaban pasadas por estar al sol pero necesitaba energía para continuar y todos los sitios de comida que me encontraba estaban fatal, solo ver el agua en la que lavaban los platos y ollas me hacía pensar que comer lo que allí se cocinaba era diarrea segura, aunque estaba muy tocado meterme aquello supondría cama para días.

A las 8 de la tarde me fui a dormir, los últimos dos días solo había dormido 6 horas, esa noche me tenía que levantar a las 3 de la mañana para salir sobre las 4 y así aprovechar el “fresco” de 29º C que hace por la noche.

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